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EL FACTOR SENTIMENTAL EN EL MERCADO ACTUAL DEL SECTOR INMOBILIARIO


EL FACTOR SENTIMENTAL EN EL MERCADO ACTUAL DEL SECTOR INMOBILIARIO


Actualmente vivimos una era donde todos están pendientes de la reprobación de los demás y de negación de los más. Todo parece que nos lleva a pensar en los números desastrosos, en este mercado que mueve millones de euros al año. Pero no se deje influenciar por estos reprobadores y negadores, pues al fin y al cabo ellos no son la parte interesada en estos cambios puntuales del mercado inmobiliario.

Todo el mundo es libre de hacer con sus propiedades lo que mejor le parezca, por eso son propias, tal vez se sienta eufórico con lo que ha construido en tantos años de lucha y sacrificio o que ha heredado de sus benefactores después de haber crecido años con esfuerzo y dedicación. Y esa sensación de euforia es la misma que le está empujando a recapitalizar su propiedad, tal vez vendiéndose o tal vez alquilandola. Aunque hay mucho material en el mercado inmobiliario, vamos a centrarnos en los sentimientos de los propietarios, y digo esto, porque cuando el dueño de una propiedad se decide a comercializar su propiedad, lo que le empuja es el interés de capitalizar ese sentimiento.

 Y comienzan con las famosas muletillas en las frases de oferta: “Maravillosa…” “Luminosa…” “Encantadora…” “Magnifica…” “Estupenda…” “Incomparable…” “Bien situada…” Y muchas otras palabras que simplemente quieren engordar al comprador para que escoja su propiedad y de esta manera “traspasar” ese sentimiento al nuevo morador.

Lo que ellos ni se imaginan es que esos sentimientos son los que primero van a caer delante de las respuestas de los compradores, “Estoy pensándolo…” “Tengo que hablarlo con mis padres…” “Voy a ver si el banco me da el crédito…” “Quiero ver otras propiedades antes de decidirme…” “el precio me parece bien, pero la zona no…” “La zona es buenísima, pero su precio es muy alto…” “No me gusta como es la cocina…” “Pensé que el garaje estaba incluido en el precio…” Y de esta forma la ilusión y el sentimiento se convierten en decaimiento.

Pero no tiene que preocuparse, simplemente tiene que cambiar la táctica y los medios. Ahí es donde entra el asesor inmobiliario o la inmobiliaria propiamente dicha. ¿Por qué? Pues porque antes de que cualquier persona venga a su propiedad y no le dé respuestas afirmativas o esperanzadoras, ellos ya trabajan con todas las variantes, quien es el vendedor, quien es el comprador, donde está la propiedad, que banco está más a fin de financiar, que notarios están disponibles y que servicios adicionales pueden ofrecer a vendedor y a comprador. Son los encargados de visionar su propiedad, aconsejar, enfocar los puntos clave y promocionar de una forma más direccional, pero sin apoyarse en los sentimientos ni en ilusiones, pues al fin y al cabo es una transacción comercial.

Ellos serán los que van a “llevar el gato al agua”, dicho en el mejor de los sentidos, a los posibles interesados en su propiedad, no porque los tengan, sino porque estos están interesados en comprar, quieren un servicio directo, personal y sin muchas demoras. No se dedican a pasear calles con periódicos, tablets o móviles visionando la oferta de la zona. Ellos quieren tener de primera mano toda la información sobre que hay, como pagar, como registrar y como comenzar a usar esa propiedad a adquirir. Por eso van a recurrir a un asesor bien informado, capacitado y servicial para que le encuentre lo que quiere. Si le vamos con sentimientos e ilusiones, lo más seguro es que no lo veamos una segunda vez.

A veces cuando encontramos “Abstenerse inmobiliarias…” “Sin intermediarios…” lo que vemos realmente es que están bloqueando el mercado, y más aún, queman su propiedad, ofertando a veces con precios abusivos y/o fuera de mercado, después desesperados por la demora en la venta, comienzan a disminuir precios de una forma muy tangible, haciendo dudar al comprador en que el precio que va a pagar puede ser menor si es posible. Ahuyentando y desconfiando en finalizar la compra,  y hablamos de los anuncios particulares.

Un asesor inmobiliario capacitado, o una inmobiliaria, es sinónimo de servicio seguro, ya que ofrece un panorama al vendedor para que esté firme y consonante con el mercado y un destino correcto a las necesidades (y porque no, a las ilusiones) de un comprador. Estará a cargo de llevar a buen fin, sin especificar en cuánto tiempo, pero a buen fin, la transacción comercial.

Muchas veces la excusa para no usar los servicios inmobiliarios, es debido a la comisión aplicada al vendedor cuando se vende su propiedad, es bueno recordar que los servicios abanican una multitud de factores, tales como: la asesoría sobre precios de mercado, la comercialización de su propiedad en multitud de canales de promoción, las visitas de posibles interesados, los cruces de información dentro del sector inmobiliario, las gestiones fiscales, las gestiones legales y también, cómo no, la tranquilidad del vendedor de esperar la llamada con la noticia… “Has vendido, ¡Felicidades!”. Y todo esto cuesta tiempo y dinero, claro que la comisión es un buen pago por hacer todo eso y más.



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