Estrategias para afrontar el estrés.
Sí se puede, tú puedes y todos nosotros tenemos que aceptar ese reto. ¿Qué
actitud se debe tomar? ¿Qué medidas proponer? ¿Cómo reconocer que somos
estresados? Se trata de cortar un incipiente negativismo vicioso y convertirlo
en positivismo virtuoso. Nada de esto es fácil, pero por su importancia, se
hace imprescindible actuar. Ante todo, hay una realidad que tenemos que concordar,
y que el estrés es un problema profesional. Las características y
consecuencias de los recursos de afrontar al mismo, van a marcar la gravedad de
la influencia del mecanismo del estrés.
Varias investigaciones internacionales, promovidas desde diferentes
actividades profesionales, demuestran que hay un punto de inicio en ese tipo de
pérdida de la personalidad, es como si fuéramos victimas de una estrategia que se combino, al unirse factores de presión
externo con nuestra persona. Comenzamos con el síndrome de que no somos capaces
de llegar a metas, o que no podemos terminar lo que queríamos. Así, el estrés nos lleva a mitigar la percepción de baja eficacia e
incapacidad, trasladando la responsabilidad del aparente fracaso a gerentes de
empresa, jefes de sector, incluso a compañeros de trabajo. Los efectos de esta
actitud de enfrentamiento y rechazo hacia los envueltos en nuestra actividad,
sin darnos cuenta, lo emplazamos en el atendimiento o a los destinatarios de
nuestro servicio. A lo largo del tiempo, se convierte en altamente
perjudiciales para la satisfacción y motivación. Entonces el estrés nos lleva a
problemas mayores como el desarrollo de la indefensión y daños en la
autoestima.
Comenzamos con fallos de compromiso profesional respecto a determinadas
actividades, nuestra sensación de que miradas inquisidoras hacia nuestra forma
de vestir, caminar, comer o incluso de reír, nos hacemos más huraños, damos
respuestas secas y nos hierve la revancha dentro del alma. Es una percepción de
sobrecarga de trabajo, constituye a corto plazo y consecuentemente, mayores
niveles de estrés. Este aumento progresivo del estrés, nos lleva a recibir las
primeras alarmas sociales y personales, vienen como avisos de incapacidad para
hacer frente a las demandas laborales. Aumenta tu inestabilidad en el hogar. El
sol se pone, te vas a la cama con la esperanza de que al despertar todo mejore,
pero notas que todo sigue igual, ves que el sol ya esta alto en su lugar, más,
¿dónde está tu cabeza, ¿tú corazón? ¿Que hacer? En este punto es donde vamos comenzar a resolver esas nuestras preguntas.
Porque lo que si se que debemos hacer, es parar de reclamar, inclusive si todo
estuviese desmoronándose, sintiendo como los pulmones son cada vez más pequeños
dentro de ti, hasta el punto de que respirar duele. En ese momento, es cuando
tienes que hacerte una pregunta. ¿Qué va a resolver llorar, si no soy capaz de
ayudarme a mi mismo?
Si eres de los de pensamientos negativos, y consciente de que sueles tener
consecuencias negativas para tu profesión. ¿Cómo puedes desarrollar por tanto
estrategias de afrontar en positivo? ¿Cuáles son las variables que intervienen
o influyen en tu especialidad? ¿Cómo podemos hacer ver al profesional la
situación de crisis como una oportunidad para su propia mejora personal y social?
Ya hemos comentado las relaciones interpersonales del profesional con su
entorno de trabajo como una de las variables moderadoras de la percepción de
estrés. Concretamente, la relación del profesional con sus jefes o colegas. Constituye
uno de los elementos esenciales sobre los que se asienta la capacidad de
afrontamiento de situaciones de conflicto y de estrés en el entorno personal.
Por tanto, el grado de conexión afectiva que el profesional y su
mundo social posean, y la percepción de apoyo que el profesional perciba en su
entorno de trabajo, constituyen factores de tal relevancia y estilos de apego.
A este respecto, existen investigaciones que señalan el grado de conexión
afectiva, como un factor decisivo en la capacidad de afrontar y desarrollar
estrategias positivas en ti mismo ante situaciones de conflicto. Así, el profesional
que posee un grado de conexión segura con su entorno, se muestra más confiado y
menos comedido en poder hacer frente a situaciones conflictivas, a superar los
obstáculos y a mostrar una actitud positiva de trabajo en equipo y de
cooperación, así como a buscar ayuda cuando lo necesite. En esa situación,
estarás creando una defensa preventiva, capaz de aceptar acciones correctivas,
que te avisen del potencial “Burnout”,
en la que podrías estas encaminado.
En consecuencia, la provisión de estructuras de apoyo afectivo, que valoren
y reconozcan tu trabajo profesional y que a su vez sean capaces de responder a
las necesidades que éste puede presentar, constituyen un elemento esencial en
el desarrollo de estrategias para afrontar positivamente tu vida. Ahora,
imagina que pierdes ese trabajo o eres menospreciado por tu actividad, incluso
la degradación de tu estatus social. ¿Qué vas a hacer para mantener tu
implicación, tu compromiso y tu motivación? Es preciso por ello, concienciarte que
todas las posibles opciones negativas son probables y de la importancia de
fomentar ese intuito para que lo percibas y no te envuelvas en dinámicas de
caída al vacío. De este modo vas a facilitar tu expresión afectiva, que como
anteriormente como he señalado, una manifestación de emociones negativas puede
alertar de la existencia de estrés. De esta forma y sin casi esfuerzo te sentirás
capaz de responder a las inclemencias del trabajo y pese a la dificultad de las
tareas, mostraras mayor persistencia en su realización.
De este modo, existirá menor presión ante elementos estresantes como el acumulo
de tareas o la sobrecarga de trabajo, y por tanto menor probabilidad de
desarrollar sentimientos de baja autoestima personal y menos aun manifestar
estrés crónico y perdida de afectividad social. Un aspecto esencial para ayudarte
en situaciones de estrés, son las percepciones que los demás tienen, de tu
competencia, y de tu creación de expectativas solidas de eficacia positivas. Considerar
estos elementos como claves en el desarrollo del “burnout”. Tú como profesional,
otorgaras una importancia esencial, en relación con la actitud con la que se
enfrenta a su trabajo, y con la satisfacción y motivación que muestran hacia ti.
Es vital la importancia que para la motivación en el trabajo, sentirte
competente en las actividades que realizas, sentirte que eres capaz de lograr
éxitos.
No es tampoco ir detrás de cosas complicadas. La búsqueda de metas
desafiantes, alto compromiso en el trabajo, alto rendimiento y niveles de
logro. No es el camino y en consecuencia, no da alta satisfacción ni alta motivación
hacia el trabajo. En si todo eso es una actitud narcisista, y que al final
provoca una reacción negativa que te llevará al complicado “burnout” A este
respecto, lo mejor es tener una actitud de superación personal, ir a por la
meta a meta, sin meterte en montañas desgastantes de tu propia energía. Veras
señales de un estrés cuando percibas tu ausencia de implicación en el
trabajo, descenso de tus propias metas
de rendimiento y sientas le apatía e incluso pasividad de tus compañeros.
Cuando sientas un placer por las recompensas materiales, mostraras un ego defensivo.
Incluso comenzaras a tener el síndrome “voy a heredar la empresa” que te
llevara a enfrentamientos con jefes o compañeros, hasta el punto de abandonar
el trabajo, declarando abiertamente que “sin ti, no van a ninguna parte”. Lo
que al final ha ocurrir será algo peor personalmente, “te quemaste”.
En líneas generales ¿Eres eficaz? Una mentalidad de éxito o de fracaso, es lo
que diferencia un profesional, que presenta niveles de estrés de uno que no lo
está, es su actitud ante el trabajo, y la creencia de que puedes hacer frente
de manera adecuada a lo que se te plantea. En este tipo de mentalidad veremos
un arma eficiente que tienes que fomentar como profesional para combatir el
estrés. En consecuencia, tienes que activar los componentes motivacionales propios;
de auto-superarte, auto-valorizarte, de auto-controlarte y socio-afectivos,
poseen una relación multiplicativa entre sí. Pues al considerarte que no eres
capaz de realizar tu trabajo, o el fracaso de objetivos, incluso perder la
recompensa del éxito te desmotivará. Tendrás que evitar entrar en dinámicas
asociadas a una baja motivación, controlar el desarrollo de baja eficacia y del
rechazo de metas que impliquen desafío y posibilidad de mejora.
Tenemos que usar nuestra lógica emocional, debemos buscar una puerta al
éxito donde había un fracaso, pues no se trata de abandonar tu ritmo de
esfuerzo, sino de encontrar un rumbo mejor para sobrepasar ese percance. Un
comentario que publique hace tiempo decía “Como el capitán de un navío ante la inevitable
tormenta, la mejor decisión para salir de la misma, es enfilando la proa contra
ella”. De esta forma quiero decir que una complicación que pueda llevarte al desastre,
puede tornarse en una forma de mantenimiento de eficacia, implicación y
compromiso con metas nuevas. El fracaso tendrás que considerarlo como una
oportunidad para la mejora aunque sean de un elevado nivel de dificultad. Tienes
que persistir e invertir esfuerzo en el logro de tus objetivos porque debes
creerte capaz de alcanzarlos. El éxito proporciona satisfacción por el trabajo bien hecho. “La
motivación crea expectativa y genera éxito”. Y para que todo tenga forma y
puedas celebrarlo, deberás apoderarte de oportunidades de desafío, soportar
condiciones profesionales adversas, ser más autónomo y mantener una agenda
programada de metas alcanzables.
En definitiva tienes que darle un enriquecimiento a tu actividad
profesional, prevenir las rutas adversas, contar con fuerzas para los desafíos,
delegar la confianza, facilitar la unidad y promocionar el apoyo afectivo. El
estrés es bueno cuando lo tienes asimilado, no asumido. Saber que puedes caer
en esa vorágine de despropósitos que te pueden llevar a la perdida de tu
control, puede beneficiar tu percepción de competencia y aumentar así la
satisfacción en el trabajo. Recuerda, No somos sistemas autosuficientes,
necesitamos de los otros para desarrollar nuestra identidad, personal y
profesional. Somos seres sociales y como tales no podemos vivir al margen de
aquello que nos rodea. Por tanto, Los factores nuestros propios, como del
entorno en el que desarrollamos nuestra actividad profesional, fomentan los
sentimientos de éxito y competencia, o al contrario aumenta el fracaso y el despropósito.
Tienes que empezar a hacerte las preguntas claves de las respuestas
afirmativas, tal vez no entiendas cual es esta finalidad, pero como en todo
coraje, hay que tener miedo primero. Muchos
te dirán que recites alguna oración, y es cierto, aunque parezca una
incongruencia en nuestros días, cualquier oración o rezo de cualquiera de las
religiones que seas creyente, te llevara a un lugar tranquilo dentro de ti. Sin
darte cuenta este tipo de comienzo puede ser parte de la solución para soportar
esos momentos. Mismo que estés sin deseos de rezar o que te auto proclames sin
religión alguna, acepta ese pequeño reto, veras que la sensación de abismo se
aleja poco a poco. Lo irreverente siempre es fácil de criticar, pero nunca
tendrás objeciones de nadie si usas ese comienzo para dar un salto. Orar por la
esperanza, la salud, la vida, la fuerza, (en una sola palabra, Autoestima) te
mantendrán lejos de ese estrés.
No parece un mal comienzo para luchar contra ese estrés, ¿No crees? Sin
embargo, puede ser que tu problema sea un poco más grave y no te creas con
capacidad de orar o con el tiempo, sientes un aumento de la percepción de
sobrecarga laboral. Esta ha sido la actitud de muchos profesionales ante la
falta de reconocimiento por su labor.